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This series of six nocturnal photographs documents a popular festivity in Xico, Veracruz, where a wooden bull covered in fireworks—carried by a man—charges through the crowd as an offering to Saint Mary Magdalene. Rooted in a colonial-era tradition that fuses pyrotechnics, religion, and resistance, the ritual embodies both devotion and danger.
The celebration unfolds as the torito is carried in circumambulation around Xico’s main square, weaving through the crowd amid darkness, explosions, music, and smoke. Unpredictable fireworks are launched in all directions, transforming the night into a storm of light and fire. The air fills with sound, heat, and movement as the crowd simultaneously flees and follows. Alongside the blazing bull appears the figure of the clown, a recurring symbol of joy, chaos, and inversion. Together, the clown and the bull mirror opposing yet complementary forces: laughter and fear, innocence and ferocity, lightness and fire. Their interplay transforms the square into a living ritual where the sacred and the profane converge.Through these nocturnal images, I explore the tension between body, fire, and faith, capturing the moment when light, smoke, and movement merge into a collective choreography of courage and surrender. The flames illuminate faces, gestures, and fleeting traces of awe, revealing how communal celebration becomes an act of endurance and transformation.The work reflects on how ritual performance preserves memory and resilience, underscoring the symbolic duality of good and evil, destruction and renewal. In this shared spectacle of fire, laughter, and devotion, the human body becomes both vessel and offering—a fleeting reminder of the fragile balance between faith and risk, chaos and grace. -
Esta serie de seis fotografías nocturnas documenta una festividad popular en Xico, Veracruz, donde un toro de madera cubierto de fuegos artificiales —cargado por un hombre— atraviesa la multitud como ofrenda a Santa María Magdalena. Enraizado en una tradición de origen colonial que fusiona pirotecnia, religión y resistencia, el ritual encarna tanto la devoción como el peligro.
La celebración se desarrolla mientras el torito es llevado en circunvalación por la plaza principal de Xico, abriéndose paso entre la multitud en medio de la oscuridad, las explosiones, la música y el humo. Fuegos artificiales impredecibles son lanzados en todas direcciones, transformando la noche en una tormenta de luz y fuego. El aire se llena de sonido, calor y movimiento mientras la multitud huye y sigue al mismo tiempo. Junto al toro en llamas aparece la figura del payaso, símbolo recurrente de alegría, caos e inversión. Juntos, el payaso y el toro reflejan fuerzas opuestas pero complementarias: la risa y el miedo, la inocencia y la ferocidad, la ligereza y el fuego. Su interacción convierte la plaza en un ritual vivo donde lo sagrado y lo profano convergen.
A través de estas imágenes nocturnas exploro la tensión entre el cuerpo, el fuego y la fe, capturando el instante en que la luz, el humo y el movimiento se funden en una coreografía colectiva de valor y entrega. Las llamas iluminan rostros, gestos y destellos fugaces de asombro, revelando cómo la celebración comunitaria se convierte en un acto de resistencia y transformación.
La obra reflexiona sobre cómo el ritual preserva la memoria y la resiliencia, subrayando la dualidad simbólica entre el bien y el mal, la destrucción y la renovación. En este espectáculo compartido de fuego, risa y devoción, el cuerpo humano se vuelve a la vez recipiente y ofrenda: un recordatorio fugaz del frágil equilibrio entre la fe y el riesgo, el caos y la gracia.
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